
Desde hace unas décadas envejecer y que se note se ha convertido en el gran pecado de estos tiempos modernos. No tenemos que presentar ninguna arruga en el rostro, aunque ello nos impida expresar nuestras emociones; debemos rellenar unas partes de nuestro cuerpo con sustancias y vaciarlos de otras para mantener una figura eternamente joven, aunque ello nos suponga malestares evitables y correr riesgos innecesarios.
No estoy en contra de cuidar cuerpo, y mente, con alimentación sana, ejercicio y la utilización de cosméticos, fármacos o cualquier técnica más invasiva si está justificada (pienso e

Aplaudo las declaraciones de determinadas actrices y personalidades en contra de la utilización desmesurada de estas técnicas, en especial las de Emma Thompson: "El botox sería una terrible traición hacia todo en lo que creo. No le veo ningún sentido. Tengo 50 años y pienso ¿por qué no puedo tener 50 años?, ¿qué tiene de malo? Me encantaría poder lavarle el cerebro a todas las mujeres del mundo y explicarles que no importa tanto su aspecto. Es una obsesión insana". Espero que al final acabe triunfando este modelo de persona.
Y para completar este artículo que aparecerá en La Voz de Castelldefels, el dato "Unas 40.000 menores se someten a la cirugía estética cada año en España, según CECU" y el comentario que me envió la directora de La Voz al leer mi artículo de este mes que hace sonreir pero con el rictus torcido: 'En el mundo actual, se está invirtiendo cinco veces más en medicamentos para la virilidad masculina y silicona para mujeres, que en la cura del Alzheimer. De aquí a algunos años, tendremos viejas de tetas grandes y viejos con pene duro, pero ninguno de ellos se acordará para que sirven'