9/10/08

Insurrectas y estridentes… a cien años de Simone de Beauvoir

Fragmento de la presentación realizada por Araceli Zúñiga del video-arte " La Caputxeta Vermella" de Eva Sánchez (mi hermana) en el Festival Internacional Cervantino 2008 de México:
"Y, por supuesto, esta muestra de videoarte de género mexicano no puede estar completa sin mencionar a las mujeres indígenas de mi país, a las mujeres indígenas de todos los países del mundo, que han tomado la palabra a través de este medio. Hoy nos complementa y enriquece el trabajo de Eva Sánchez (desde Cataluña), con LA CAPUTXETA VERMELLA (Caperucita Roja). Una reflexión –con referencias literarias muy específicas (Roberto Bolaño, novela 2666) y conceptuales (Marcel Duchamp)-, sobre la violencia de género desde los cuentos de “hadas”.
Para la realización de este video se toman estos dos referentes culturales, uno plástico y otro literario. El primero, un ready-made de Duchamp. El segundo, la novela ficcionada de Roberto Bolaño, 2666, que tiene como eje central el feminicidio que asola Ciudad Juárez.
El ready-made de Marcel Duchamp se lleva a cabo en 1919 con motivo de la boda de la hermana del artista en París. Duchamp regala a Suzanne una obra como presente del enlace. El artista, que por ese entonces estaba en Buenos Aires, le envía unas instrucciones a París: colgar un Tratado de Geometría en la ventana de su apartamento. Según Duchamp, el objetivo era desacreditar un libro cargado de principios universales exponiéndolo a las inclemencias del tiempo, demostrando, de este modo, que es el transcurso del tiempo, de los pequeños acontecimientos, la experiencia del día a día, lo que realmente da sentido a la vida. En definitiva, es la suma de microhistorias lo que construye una sociedad. “Que el viento vuelva las páginas, y elija los problemas que el tiempo se encargaría de resolver”.
Roberto Bolaño recupera esta acción en su libro y expone una situación similar en voz de uno de sus personajes. Amalfitano, un profesor de universidad chileno exiliado que reside en México, cuelga un tratado en el tendedero de su casa y observa como sufre mutaciones debido a las erosiones producidas por los cambios climáticos y como éste se resiste a dicho cambio. En La Caperucita Roja, de Eva Sánchez, observaremos como la protagonista realiza una acción similar colgando unas bragas rojas en el tendedero, con la esperanza que el tiempo resuelva y acabe por extinguir la violencia de género hacia las mujeres.
Finalmente, comentaría que el videoarte, en su sentido más profundo y apasionado, nos ayuda a desaprender para volver a aprender, desafío muy ácido, propio de las mujeres artistas del siglo XXI."

8/10/08

La maternidad llega al poder

"La foto de Carme Chacón embarazada y pasando revista a las fuerzas militares dio la vuelta al mundo", así comienza el interesantísimo artículo de Judith Astelarra en El País de hoy.
Destaco el final, pero recomiendo leerlo entero:
"Vivimos momentos de crisis de la legitimidad de la política y de los políticos. Esto ha abierto puertas a colectivos antes desplazados de los altos niveles y las mujeres han sido uno de ellos. Pero, además, si la presencia femenina en la actividad social es bien valorada, entonces se produce un plus en esta oferta política. Ello tiene consecuencias tanto en la selección de mujeres políticas como en la comunicación. Algo de esto es lo que está sucediendo en los tiempos que corren.
Examinado desde la demanda, la pregunta es: ¿cómo ven este plus los electores? La respuesta la suelen buscar los analistas en lo que se ha denominado "el gap de género", esto es, las diferencias entre el voto masculino y el femenino. ¿Las mujeres valoran este plus? El ejemplo de Sarah Palin es interesante. En las elecciones americanas, el gap de género lo producían las mujeres profesionales que reivindicaban las políticas de igualdad, y esto había favorecido a los demócratas. Las soccer moms solían preferir para los cargos políticos a un hombre, porque consideraban que eran los más adecuados. Es lo que se llama el "conservadurismo" de las amas de casa, no frente a las opciones políticas, sino a la reivindicación del modelo familiar tradicional. Pero, al parecer, según las encuestas recientes, las soccer moms han decidido que les parece muy bien que una de ellas llegue a uno de los dos más altos cargos políticos de su país.
Mirar las tendencias de participación política de las mujeres en Estados Unidos suele ser interesante porque lo que sucede allí, en muchas ocasiones, ha sido una avanzadilla de lo que pasará en otros países occidentales. Ello se debe a la enorme fuerza que tiene en Estados Unidos el feminismo y a las redes internacionales que ha creado. Por eso, será importante ver cómo, en el futuro, se desarrolla en otros países este fenómeno que vincula la maternidad con la política. De momento, la foto de nuestra ministra de Defensa podría indicar que algo similar comienza a pasar en España"

7/10/08

Vino y yogures

Leo con interés la entrevista que La Malla le ha realizado hace unos días a Imma Moraleda, diputada de l'Àrea d'Igualtat i Ciutadania de la Diputació de Barcelona i regidora d'Usos del Temps de l'Ajuntament de Barcelona, y que también referencia Dones en xarxa. Y destaco algunos párrafos:
  • "Hi ha més dones (en política), és veritat, perquè la paritat era d’obligat compliment, però també és veritat que la nostra mortalitat és més alta, és a dir, que la nostra rotació política és més alta. Ens costa molt consolidar lideratges".

  • "l’organització de la vida política és molt masculina i, per tant, és extremadament agressiva contra les dones. Pels horaris, per les maneres de treballar i els llocs on es prenen les decisions massa sovint. Nosaltres som més de diàleg i menys d’imposició. I moltes dones no estan disposades a jugar amb aquests mecanismes".

  • "és un assassinat. Són ells que ens treuen. No és fruit d’una voluntat personal. Et van empenyent i quan et despistes..., doncs...".
Pues eso, que los hombres en política -y también en muchas otras organizaciones- son como el vino, que mejoran con el tiempo -tienen más experiencia, más conocimientos, más savoir faire,...- y, en cambio, nosotras caducamos como los yogures.