25/6/08

+ Miembras

Adolfo García Ortega en su Tribuna de El País del domingo me hizo caer en la cuenta de la "otra acepción" de la palabra miembro: "Con otra palabra tal vez no pasaría lo mismo. Pero es que miembro es una palabra muy patrimonializada por el varón. Es "su" palabra por excelencia, la que acarrea todas las gracias de los chistes presuntuosos, la que remite a fantasías eufemísticas, y la que le hace ser miembro, nunca mejor dicho, del colectivo de la masculinidad universal: el miembro le hace miembro de esa morfología que llamamos hombre. Por eso, para muchos varones de cualquier cultura y lugar del mundo la mujer se define como un ser que no tiene miembro. Así de simplista y así de complejo. Sobrentendido, obviamente, "miembro viril", segunda de las acepciones del vocablo "miembro" en los diccionarios."

Y como Adolfo García, también creo que por ello se ha armado tanto revuelo porque ""Miembro" es una palabra intocable, casi sagrada en su género -o condición epicena, para ser exactos- por representar algo muy profundo y básico de lo masculino. He aquí, entonces, que "miembro" y "varón" están muy unidos, demasiado unidos entre sí. Incluso a una gran mayoría de hombres, cuando le tocan precisamente el miembro-palabra, algo muy profundo en su subconsciente se remueve e incomoda: eso es sólo cosa suya y de nadie más. ¿A qué viene ahora modificar su condición y repartirla con la mujer?"

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