Un
tweet de la periodista
Cristina Ribas me hace reflexionar sobre un tema que me preocupa desde hace tiempo:
lo pronto que últimamente las niñas abandonan la niñez en lo externo.
Una madre, poco sospechosa de ser una puritana, me comentaba lo complicado que le resultaba encontrar ropa de niña para su hija. No creía todavía adecuado que su hija de corta edad luciera escotes pronunciados, ni shorts tan ajustados, ni tampoco determinados complementos provocativos.
Parece que el entorno exige que las niñas comiencen a vestir de manera adolescente antes de tiempo, es decir, que se incorporen pronto al mundo comercial de determinadas cadenas de ropa. Para esta “sexualización temprana de las niñas” Cristina Ribas argumenta motivos económicos:”las adolescentes consumen más”, y muchas madres acaban sucumbiendo a las demandas de la hija por evitar malas caras y discusiones constantes.
Este fenómeno tiene sus consecuencias en el desarrollo de las niñas-adolescentes porque acentúa todavía más el desequilibrio entre la parte emocional-afectiva y lo que externamente representan: siguen siendo niñas por dentro con cuerpos que anuncian la pu

bertad, pero apareciendo ante los demás como mujeres por fuera.
Además los modelos tampoco ayudan: ver a la niña-adolescente y algo mojigata Hannah Montana-Disney convertida en una rompedora y exageradamente sensual Miley Cyrus sin etapa intermedia, desconcertó a no pocos padres, madres y niñas en el Rock in Río hace unas semanas.

Por todo ello no deberíamos extrañarnos de que el 20% de las niñas/adolescentes de 14 años haya tenido ya su primera relación sexual, cuando en la década de los 90, eso pasaba a los 16 años. Quizás están quemando etapas demasiado pronto…o las estamos obligando a ello.