Una amiga –
Begoña Floría, regidora del Ajuntament de Tarragona, para más señas- me comenta entre sorprendida y enrabiada lo que le ha pasado hace unos días a Rita, una íntima amiga suya.
Rita, hace unas semanas se casó con Martí, hasta ahí todo bien, la ceremonia emotiva y la fiesta divertida. Al día siguiente emprenden rumbo a lo que pensaban sería su viaje de novios… pero al llegar al aeropuerto JFK de Nueva York, y después de cuatro horas de espera e interrogatorios por policías y miembros del FBI, es deportada a España. La causa todavía no sabe cuál es. En el informe que le entregaron consta la conclusión: “Has sido encontrado inadmisible para entrar en los EUA por el motivo” y en el motivo está escrito un código indescifrable, que nadie ha sabido decirle qué significa –ni allí en el aeropuerto ni aquí ningún policía ni cuerpo de seguridad-.
Imagino la impotencia, rabia y desesperación de Rita y su marido en el viaje de vuelta, pero que se ha agravado cuando han querido buscar ayuda aquí –consulado americano, Departament de Justícia, Síndic de Greuges,…-, porque la respuesta ha sido un lacónico: “No podemos hacer nada…”. Ellos se han quedado sin luna de miel, sin el dinero –el seguro no cubre este tipo de incidentes-, con un expediente abierto en EUA y con un sensación de pesadilla terrible pero en el mundo de los despiertos. Y todo, porque el gobierno americano está obsesionado por la seguridad porque tiene miedo del resto del mundo, incluso de una pareja de novios que van a pasar unos días a Nueva York; pero lo peor es que los gobiernos del resto del mundo se lo permiten.
Rita lo explica en el diario Avui.Artículo de este mes en el periódico La Voz de Castelldefels