31/8/07

El Rey*



Llaman al timbre y voy a abrir. Es mi vecina María con cara de angustia: “¡Antoniaaaa! – le grita a mi madre des de la entrada-, es la niña, que dice que no quiere comer, que ha muerto el Rey y que ya nada tendrá sentido a partir de ahora…”. La vecina María, mi madre y yo subimos las escaleras sin esperar siquiera al ascensor. María José, la “niña-adolescente de 15 años” en cuestión, está llorando y gimoteando en la cama de sus padres. Mi madre y su madre me empujan desde la puerta de la habitación y cierran la puerta.

Yo me acerco a la cama, me siento en el filito y le pregunto con voz queda: “¿qué te pasa, María José?”. Ella, con el aire de suficiencia que da tener seis años más, me espeta: “¡No lo entiendes! ¡Él ha muerto!”. Y yo, con menos voz que antes, le vuelvo a interrogar: “¿Él? ¿Quién?”. Ella se incorpora en la cama y me contesta con voz dramática: “Elvis, el Rey”. “¡Ahhh!”- exclamo yo, intentando poner voz y cara de saber del tema. María José me coge de la mano con una mueca del tipo “es que hay que explicarlo todo” y me conduce a su habitación, se acerca a su tocadiscos portátil, coge uno de los muchos discos del estante bajo, lo coloca en el plato y empieza a sonar Love me tender.

Esta anécdota tiene 30 años y fue mi primera experiencia cercana del fenómeno “fans” y también de quién era El Rey del Rock, aunque todavía me faltaban unos años para conocer a otra fan mucho más fan de Elvis: Isabel, mi profesora de bordado a máquina, que entre cordoncillo y agujas me puso al día de la biografía más oculta de Elvis, en la que Priscilla, su exmujer, tenía el papel de mala y sus colaboradores más cercanos de mafiosos; pero también me guió a través de toda su discografía y del mito.

*Artículo que aparecerá en La Voz de Castelldefels de Septiembre

3 comentarios:

Lucía Solís dijo...

¿Bordado a máquina? Eres una caja de sorpresas. Yo no tengo recuerdos tan claros de la muerte de Elvis pero el otro día leí la historia de una familia(pero padre e hijas, eh?) de Barna que había hecho un peregrinaje hasta Graceland (su casa) para pasar allá el aniversario de su muerte. Lo vivían de una forma intensa como si Elvis hubiera sido alguien de su familia.

garmir dijo...

Hola:
Felicidades escribes muy bien, sabes mantener la intriga leyendo el escrito.

Carme Sànchez Martín dijo...

Eso del bordado a máquina y corte y confección son los vestigios de la educación materna para ser una buena mujer-esposa-madre, pero yo ya debía llevar el feminismo impreso en el cerebro desde antes de nacer porque nada hizo mella en mi... ( de hecho no me gusta coser ni bordar y no recuerdo casi como se coge una aguja....)

Gracias Garmir!